Biblia Jerusalén: 40. Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme.»41. Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.» 42. Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. 43. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: 44. «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.» 45. Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.
Ven Espíritu Santo, de la misma forma que nos inspiraste para escribir tu palabra ayudanos a entenderla. El señor esta dispuesto a liberarnos de nuestra enfermedad, de nuestros pecados, la clave esta en que nos reconozcamos pecadores y necesitados de él, sabiendo que él tiene poder para hacerlo.
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